jueves, 21 de abril de 2011

MARIA, MADRE E LA DIVINA PROVIDENCIA

María es Madre de todos nosotros; madre, en Jesús, universal, ya que es única. El amor, la acción, el sacrificio de Jesús extendido por el mundo, por los siglos, llega a los confines de la tierra, se pierde en la eternidad. Y donde llega, donde se extiende la acción, el amor, la Caridad de Jesús, se extiende el amor de la Madre María.
La advocación y culto a Nuestra Señora de la Divina Providencia se originó en Italia en el siglo XIII.
María se inclina sobre el Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo.


Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.


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