María es Madre de todos nosotros; madre, en Jesús, universal, ya que es única. El amor, la acción, el sacrificio de Jesús extendido por el mundo, por los siglos, llega a los confines de la tierra, se pierde en la eternidad. Y donde llega, donde se extiende la acción, el amor, la Caridad de Jesús, se extiende el amor de la Madre María.
La advocación y culto a Nuestra Señora de la Divina Providencia se originó en Italia en el siglo XIII.
María se inclina sobre el Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo.
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